Para el que se pregunte que coño significa eso, aclararé que es una “ingeniosa” (ja-ja) ocurrencia mía: “Translucent Screen of Death”. O sea, el pantallazo azul de toda la vida, pero versión MacOS X…
Ya sabes… “Think different”…
Alguno que me conozca probablemente sepa de mi relación odio-odio con los Macs, proveniente de mis (ya empezando a lejanos) días como becario en la facultad de químicas, donde esas virguerías del diseño, que “supuestamente” son mas fiables y estables que un PC+Windows, suponían el 30% de las incidencias, cuando no llegaban a ser ni el 10% de los equipos. Incidencias que además por lo general suponían doble quebradero de cabeza que cualquier otra, en buena medida por culpa de los snobs de sus dueños. Pero esa es otra historia.
Ironías de la vida, sin comerlo ni beberlo he acabado trabajando con un jefe que es “integrista maquero”, como él mismo se define. El hombre lleva años intentando colar Macs en el laboratorio, con el único resultado de que había por ahí muertos de asco varios iMacs G3 y G4 y un par de PowerMacs G4 de primera hornada, relegados a tareas de servidores de ficheros y web… Básicamente por que, al menos en la época, no se podía trabajar con ellos desarrollando (o eso afirman aquellos a quienes les tocó sufrirlos).
Pero ya se sabe que los caminos de Steve son inescrutables. En los últimos años, la utilización de ciertas herramientas habían atado a buena parte del grupo no solamente al SO Windows, sino además estrictamente a procesadores Intel (cosas de usar librerías desarrolladas por Intel: solo funcionan en sus propios procesadores). Así que la última vuelta de tuerca del señor Jobs ha sido como una bendición para mi jefe. No solamente se pasan a arquitectura Intel, sino que encima, maravillas del BootCamp mediante, hasta pueden arrancar Windows…
Traducción: los PCs en el laboratorio (y en todo el grupo) tienen los días contados.
De momento, aparte del par que había de antes, han caído ya 4 iMacs de 20” (1 para un profe y 3 para el laboratorio) y otra remesa está a punto de caer, en la que me temo que viene otro iMac 20” con mi nombre.
Vaya, tampoco es que me vaya a quejar. Empiezo a estar bastante hasta el gorro del Windows 2000 y sus “los mp3 dejan de reproducirse por que yo lo valgo” y el trasto que tengo ahora empieza a quedarse corto. Esas 3” extras en la pantalla, doble de RAM y el Core 2 Duo ese me van a venir de perlas… siempre que pueda trabajar con ello, claro…
Y es que aquí es donde uno empieza a temblar. Básicamente, las dos herramientas que yo uso habitualmente (ofimática aparte, que supongo no será ningún problema) son el Matlab y el Visual Studio .NET. Así que aprovechando que ya estaban en el otro lab los nuevos y relucientes Macs nuevos, era cuestión de probar…
Así que empezamos por el Matlab.
Coger el CD del Matlab 7 para MacOS X, instalar, todo como la seda… Ejecutar… El iconito en el dock empieza a dar botes de alegría… y ahí se queda… el Matlab no aparece por ningún lado.
Empezamos bien. Que no cunda el pánico. ¿Será cuestión del cambio de arquitectura? Digo yo que sería lo más probable. Pero, ¿no se supone que los binarios no-intel se ejecutan con Rosseta? ¿Es automático o hay que hacer algún extraño paso mágico para que tal portento se lleve a cabo? Por que en el más bien tirando a escueto manual que acompaña al iMac no pone nada. Bueno, se puede esperar a que saquen version x86 o que algún otro sufrido lo investigue, yo puedo seguir tirando con el Matlab en el portátil, como hago ahora de momento, así que yo no me preocupo demasiado.
Segundo paso, Visual Studio. Personalmente, paso muy mucho del BootCamp. Me rallan infinito los arranques duales y, bueno, ya que te ponen un Mac, habrá que intentar aprovechar el SO que trae, que digo yo que algo bueno tendrá si todo el mundo lo alaba tanto y posiblemente si yo le tengo tirria sea por mi desafortunada, sesgada y parcial relación con él. Así que mientras averiguo alguna manera de que las librerías funcionen en gcc o algún compilador mac-friendly, Parallels parece una buena opción para hacer alguna que otra compilación de vez en cuando.
Así que cogemos el Parallels, lo instalamos, ejecutamos, configuramos una preciosa máquina virtual que va a hospedar al diablo en persona, digoooo, un Windows XP… Y cuando le damos al botón verde de ponerla en marcha, aparece. Bajando lentamente desde la parte superior de la pantalla, una traslucida cortinilla negra va cubriendo toda la pantalla, para mostrar luego un mensaje en medio de la pantalla donde (muy correctamente y en 4 o 5 idiomas, eso si) nos dice que apaguemos el ordenador o pulsemos el botón de reset (botón de reset inexistente en los iMacs, por cierto).
¿WTF?
¿Será que el Parallels necesita que se reinicie el equipo? ¿También pasan esas cosas en los Macs? Bueno, que no cunda el pánico (otra vez). No responde nada, así que parece que la única alternativa es hacerle caso al mensaje. Y no, que no cunda el pánico, aunque no seamos capaces de encontrar el puto botón de reset que no existe. Así que se apaga y vuelve a encender. Al arrancar, mensajecito de que el ordenador no se ha cerrado adecuadamente (no me extraña). Vuelta a intentarlo. Botón verde del Parallels == pantallita pidiendo amablemente que reiniciemos.
Vale, definitivamente esto no es normal. Y como esto si que lo necesitaría yo, toca Googlear para ver que pasa. La respuesta aparece enseguida. Resulta que parece ser que la versión que estábamos probando del Parallels tiene alguna incompatibilidad rara y estaba produciendo (¡sorpresa!) un
kernel panic, que era de lo que estaba avisando la pantalla.
Un momento…
¿Un kernel panic?
Entonces la pantallita esa… ¡¡¡¡es un PANTALLAZO AZUL!!!!
En su propio estilizado diseño marca de la casa, desde luego, pero pantallazo azul de todos modos. Si señores, el mítico BSoD que tan bien conocen los usuarios de Windows 9x (no tanto los de XP). El BSoD que mucho maquero recalcitrante juraba y perjuraba que “no les pasa a los Macs”. Pues ale, ya tienen su propia versión, el TSoD. Por supuesto, argumentos no les faltaran para decir que es mejor que el del Windows, por que es mas bonito y elegante, y además te manda a la mierda hasta en japonés, pero bueno.
En fin. Que está visto que yo sigo con mi idilio con el MacOS X, que ha ido tan bien desde el primer momento (el primer MacOS X con el que tuve contacto tardó aproximadamente 10 segundos en colgarse desde que lo encendimos). De momento el paso a Mac no empieza precisamente con buen pie, y en menos de un mes seguramente tendré uno encima de la mesa…
Esperemos que las cosas mejoren para entonces… Si no, que San Pitufo me proteja…