Hay que joderse. Cuando uno creía que su lamentable clase política no podía ya sorprenderle, van y lo hacen, confirmando una vez más que la estupidez humana definitivamente no tiene límites y siempre encontrará el rincón más insospechado para darse una escapadita.
Resulta que nuestros amigos de la Generalitat catalana, Montilla & Cía., acaban de aprobar un decreto con el que pretenden “regular” las “condiciones para el ejercicio de determinadas terapias naturales”. Y uno piensa, coño, ya iba siendo hora de que se haga algo de esto y se empiece a separar como corresponde el polvo de la paja, a ver si con una regulación como Pitufo manda nos podemos quitar de encima mucho charlatán y quedarnos solo con los que realmente sirven para algo, si es que alguna sirve realmente para algo.
Pero luego cuando uno lee el primer párrafo ya le empiezan a rechinar las cosas:
Que en traducción propia con mi limitado nivel de catalán dice algo así como:
O sea, “flípolo”…
Ahora resulta que la única diferencia entre la medicina “oficial” y la homeopatía es una cuestión de “conceto”, que diría Pazos, puramente filosófica. Que, cuando tienes una salmonelosis, pensar que esta está causada por una bacteria que anda haciendo cabronadas o pensar que esta causada por un “desajuste” en los humores o en los firlorcios (que para el caso es lo mismo) tienen el mismo valor, por tratarse de una cuestión de “concepciones diversas” y “condicionantes culturales”. Y que un tratamiento médico (con antibióticos, etc.) y otro con unas pastillitas mágicas homeopáticas tienen el mismo valor, a pesar de que uno tiene a sus espaldas años y años de estudios y miles de pacientes curados y el otro no solamente ni tiene estudios que lo apoyen ni pacientes curados sino que encima contradice casi todo lo que se sabe sobre química y fisiología.
Bueno, uno podría pensar que vale, no es un inicio demasiado afortunado. Y ya que van “regular” esas terapias alternativas, si las ponen al mismo nivel que los tratamientos médicos “oficiales”, es de esperar que les pongan también las mismas exigencias.
Pues va a ser que no…
Resulta que para que un tratamiento médico sea aprobado por sanidad y se pueda aplicar legalmente, tiene que haber sido sometido a largos periodos de pruebas en los que no solamente ha de quedar más que probada su efectividad en curar, sino que además se ha de detallar hasta el mínimo detalle cualquier posible efecto secundario negativo, contraindicaciones, interacciones con cualquier otro tratamiento etc. Pero las terapias alternativas no. ¿WTF? O sea, si yo soy médico y quiero tratar a un paciente de algo, tengo que haber demostrado hasta la saciedad que lo que voy a hacer le va a curar (o como mínimo va a mejorar sus condiciones de vida), mientras que si soy “naturalista homeópata” o acupuntor, con que YO diga que funciona sin aportar nada que me avale ¿ya vale? ¿Y dónde quedan los criterios de responsabilidad? ¿Qué pasará cuando alguien abandone un tratamiento “de verdad” por alguna terapia “alternativa” y eventualmente acabe en el agujero?
La justificación que aportan para esta regulación es que “un alto porcentaje de la población” las utiliza. Desde luego, es una razón de peso para regular esta actividad. Pero regularla de manera que proteja a sus usuarios, exigiendo controles adecuados que garanticen la efectividad de los tratamientos y la seguridad de los pacientes, de la manera que ya se hace con la medicina “oficial”, no regularla de manera que se de carta blanca a cualquier tratamiento sin base objetiva alguna y sustentada únicamente por una “concepción filosófica diferente”.
Y para rematar, la Generalitat titula su comunicado con un grandilocuente “Cataluña será pionera en Europa en la regulación del sector de las terapias naturales”. No me extraña que sea pionera. Por que solamente en este puto país somos lo bastante gilipollas como para hacer una cosa semejante.
En fin… Paso de comentar más, que ya hay otros que también han hablado más extensamente (y mejor) del tema que yo. Si alguno quiere leerse el decreto, aquí lo tiene, cortesía de “No escribo a oscuras”.
De lo malo, las terapias regladas por este decreto no son especialmente “malas” (obviando el hecho de que ninguna de ellas haya probado ser mínimamente efectiva y haya alguna que le da de patadas a la química). Lo peor es que esa introducción sienta las bases para que absolutamente cualquier cosa pueda ser reglada al mismo nivel que la medicina oficial.
Enhorabuena a los catalanes. A este paso, dentro de poco podréis elegir chaman de cabecera…
Resulta que nuestros amigos de la Generalitat catalana, Montilla & Cía., acaban de aprobar un decreto con el que pretenden “regular” las “condiciones para el ejercicio de determinadas terapias naturales”. Y uno piensa, coño, ya iba siendo hora de que se haga algo de esto y se empiece a separar como corresponde el polvo de la paja, a ver si con una regulación como Pitufo manda nos podemos quitar de encima mucho charlatán y quedarnos solo con los que realmente sirven para algo, si es que alguna sirve realmente para algo.
Pero luego cuando uno lee el primer párrafo ya le empiezan a rechinar las cosas:
L'existència de diverses maneres d'entendre la persona, el diagnòstic, la malaltia i el tractament, relacionades amb la tradició de les diferents cultures, condiciona els criteris o les opcions mèdiques i terapèutiques distintes. Aquestes concepcions diverses es troben tant a la medicina oficial, convencional o al•lopàtica, com a la resta de criteris anomenats no convencionals, complementaris, alternatius, naturals o holístics. Cada un d'aquests criteris utilitza remeis o tècniques diferents.
Els criteris en que es basen les teràpies naturals parteixen d'una base filosòfica diferent a la que suporta la medicina convencional o al•lopàtica i apliquen processos de diagnòstic i terapèutics propis.
Que en traducción propia con mi limitado nivel de catalán dice algo así como:
La existencia de diversas maneras de entender la persona, el diagnostico, la enfermedad y el tratamiento, relacionadas con la tradición de las diferentes culturas, condiciona los criterios o las opiniones médicas y terapéuticas distintas. Esta diversidad de concepciones se encuentra tanto en la medicina oficial, convencional o alopática, como en el resto de criterios nombrados no convencionales, complementarios, alternativos, naturales u holísticos. Cada uno de estos criterios utiliza remedios o técnicas diferentes.
Los criterios en que están basadas las terapias naturales parten de una base filosófica diferente a la que soporta la medicina convencional o alopática y aplican procesos de diagnostico y terapéuticos propios.
O sea, “flípolo”…
Ahora resulta que la única diferencia entre la medicina “oficial” y la homeopatía es una cuestión de “conceto”, que diría Pazos, puramente filosófica. Que, cuando tienes una salmonelosis, pensar que esta está causada por una bacteria que anda haciendo cabronadas o pensar que esta causada por un “desajuste” en los humores o en los firlorcios (que para el caso es lo mismo) tienen el mismo valor, por tratarse de una cuestión de “concepciones diversas” y “condicionantes culturales”. Y que un tratamiento médico (con antibióticos, etc.) y otro con unas pastillitas mágicas homeopáticas tienen el mismo valor, a pesar de que uno tiene a sus espaldas años y años de estudios y miles de pacientes curados y el otro no solamente ni tiene estudios que lo apoyen ni pacientes curados sino que encima contradice casi todo lo que se sabe sobre química y fisiología.
Bueno, uno podría pensar que vale, no es un inicio demasiado afortunado. Y ya que van “regular” esas terapias alternativas, si las ponen al mismo nivel que los tratamientos médicos “oficiales”, es de esperar que les pongan también las mismas exigencias.
Pues va a ser que no…
Resulta que para que un tratamiento médico sea aprobado por sanidad y se pueda aplicar legalmente, tiene que haber sido sometido a largos periodos de pruebas en los que no solamente ha de quedar más que probada su efectividad en curar, sino que además se ha de detallar hasta el mínimo detalle cualquier posible efecto secundario negativo, contraindicaciones, interacciones con cualquier otro tratamiento etc. Pero las terapias alternativas no. ¿WTF? O sea, si yo soy médico y quiero tratar a un paciente de algo, tengo que haber demostrado hasta la saciedad que lo que voy a hacer le va a curar (o como mínimo va a mejorar sus condiciones de vida), mientras que si soy “naturalista homeópata” o acupuntor, con que YO diga que funciona sin aportar nada que me avale ¿ya vale? ¿Y dónde quedan los criterios de responsabilidad? ¿Qué pasará cuando alguien abandone un tratamiento “de verdad” por alguna terapia “alternativa” y eventualmente acabe en el agujero?
La justificación que aportan para esta regulación es que “un alto porcentaje de la población” las utiliza. Desde luego, es una razón de peso para regular esta actividad. Pero regularla de manera que proteja a sus usuarios, exigiendo controles adecuados que garanticen la efectividad de los tratamientos y la seguridad de los pacientes, de la manera que ya se hace con la medicina “oficial”, no regularla de manera que se de carta blanca a cualquier tratamiento sin base objetiva alguna y sustentada únicamente por una “concepción filosófica diferente”.
Y para rematar, la Generalitat titula su comunicado con un grandilocuente “Cataluña será pionera en Europa en la regulación del sector de las terapias naturales”. No me extraña que sea pionera. Por que solamente en este puto país somos lo bastante gilipollas como para hacer una cosa semejante.
En fin… Paso de comentar más, que ya hay otros que también han hablado más extensamente (y mejor) del tema que yo. Si alguno quiere leerse el decreto, aquí lo tiene, cortesía de “No escribo a oscuras”.
De lo malo, las terapias regladas por este decreto no son especialmente “malas” (obviando el hecho de que ninguna de ellas haya probado ser mínimamente efectiva y haya alguna que le da de patadas a la química). Lo peor es que esa introducción sienta las bases para que absolutamente cualquier cosa pueda ser reglada al mismo nivel que la medicina oficial.
Enhorabuena a los catalanes. A este paso, dentro de poco podréis elegir chaman de cabecera…
4 comentarios:
Lo malo es q la mitad de la curanderia no tiene ningún tipo de explicación real.
Es más hay centros homologados de acupuntura, q yo sepa dos especies de universidades una en EEUU y otra en China y tv hay una gran diversidad d opiniones respecto a esa práctica milenaria, asi q como para ponerse d acuerdo d si el fulanito cual imponiendo las manos hace que desaparezca la culebrilla XDDD
Es normal. Al fin y al cabo, la "ciencia" se basa en hechos demostrables, lo que hace que al final, aunque al principio pueda haber divergencias en su interpretacion, toda la comunidad acabe estando deacuerdo sobre esos hechos.
El curanderismo y otras pseudociencias se basan en, como dicen los de la generalitat, "concepciones filosoficas y culturales". Y sin ningun hecho comprobable en el que apoyarse, no dejan de ser opiniones. Y ya sabemos que las opiniones son como los culos, cada uno tiene el suyo. Asi que no es de extrañar que haya tantos tratamientos para lo mismo como "expertos" aplicandolas.
Nosotros los catalanes, a lo de siempre: primero la "Asociación Cultural de Reyes y Reinas Latinos (Latin Kings) de Cataluña", y ahora, el brujo de cabecera.
Mañana será la pista de aterrizaje para OVNIS en el aeropuerto de El Prat. Ya lo veréis.
Que no se diga que tenemos prejuicios. Y tampoco neuronas.
Lo de la acupuntura, así como la terapia con ciertas hierbas medicinales y tal, SÍ tiene mucho fundamento científico. Igual que ciertos masajes que inciden sobre puntos energéticos del cuerpo. Todo eso no me parece mal. Pero lo de la imposición de manos y otras prácticas similares son tonterías. En todo caso, pueden tener un valor psicosomático, como "placebo". Porque, ¿qué diferencia hay entre que un señor diga que si me pone la mano en el pecho y recita una oración me voy a curar, y que me diga que voy a sanar si bailo el Aserejé un día de luna llena alrededor de un poste de teléfono con una corbata atada a la cabeza?
Las plantas medicinales tienen un pase, por que al fin y al cabo buena parte de la industria farmaceutica moderna no pasa de ser un herbolario a escala industrial. Pero lo de la acupuntura y los "puntos energeticos" tiene de fundamento cientifico entre cero y nada. Que te parezcan a ti mejor que las otras es simplemente cuestion de que crees en unas y no en otras, no en hechos empiricos contrastados.
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