¡hoy, señores, toca frikada!
Procuraré ser breve, que ando desentrenado. Hacía tiempo que no veía una serie de anime (que dejado lo tengo últimamente...), pero una serie que cuenta entre sus créditos como creador a mi nunca suficientemente idolatrado Masamune Shirow (a pesar de que no haya hecho nada decente en los últimos 15 años... Oh, well...) es algo que de ninguna manera se podía dejar pasar.
La historia de Real Drive transcurre unos 50 años en el futuro y nos presenta una sociedad digitalizada en la que gracias a la red “Metal” las personas pueden conectar directamente sus cibercerebros a una especie de Internet de pensamientos digitalizados. Esta red ha llegado a ser ubicua, llegando a depender de ellas todos los aspectos de la sociedad, desde las comunicaciones personales al transporte de la energía. El hardware de la red se encuentra en una isla artificial en el océano Pacífico (aunque nunca lo dicen claramente, por lo que se ve en alguna ocasión en la serie debe estar situada entre Borneo y las Filipinas), donde transcurre la mayor parte de la acción. La forma interna de la red “imita” al océano y el personal encargado de vigilar e investigar las actividades dentro de Metal toman la forma virtual de buzos y llamados “divers” (evidentemente).
Bueno, hasta ahí más o menos el argumento. Ahora las impresiones. La impresión general sobre la serie es buena, pero sin tirar cohetes. Uno se queda con la impresión de que falta algo, de que podía haber sido mucho mejor. Los primeros capítulos empieza a desarrollar una historia que se queda parada durante 15 capítulos y no es retomada hasta el final. No es que por medio no pase nada. De hecho la serie intenta tratar bastantes aspectos de una sociedad como la que retrata y algunos de sus problemas, como las inconveniencias que sufre la gente no conectada a Metal en una sociedad que prácticamente gira alrededor de la red, la dependencia o el abuso de una determinada tecnología, los problemas de tener la mente directamente conectada, las relaciones con androides indistinguibles de humanos, etc. El problema es que quedan como desconectadas de la serie. Simplemente “pasan”, sin lograr darle una estructura a la serie. A veces no sabes si estas viendo una serie de ciencia ficción “hard” o una serie de colegialas adolescentes (no podían faltar, por supuesto...). Por otro lado, las historias individuales suelen girar alrededor de aspectos de la vida de los protagonistas, con lo que al final cada personaje queda perfectamente definido.
Técnicamente la serie es fabulosa, pero eso es casi lo mínimo que te esperas hoy en día de Production I.G.. Una cosa que me sorprendió mucho es el detalle en el diseño físico de los personajes, con diferentes “estructuras” corporales. En vez de tener una “talla estándar” para todas las colegialas, por ejemplo, como suele ser muy habitual, los cuerpos son diferentes para diferentes tallas y pesos. Un detalle de realismo bastante poco común (también es bastante poco común el estereotipo de cuerpo femenino, de tipo mucho más relleno de lo que suele ser habitual). La música también está bastante bien. No hay muchas melodías distintas, pero conjuntan bastante bien con la acción en cada momento.
En fin, en líneas generales es una serie buena, pero que te queda la sensación de que tanto recurso técnico ha quedado un poco desaprovechado. Yo si recomendaría verla, sobre todo a los aficionados a la ciencia ficción, por que trata algunos temas interesantes y en general la historia está bien. Pero tampoco la considero una serie imprescindible.
1 comentario:
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