viernes, 4 de julio de 2008

Ecología vaticana

(Sintonía de “El hombre y la Tierra”)

Y aquí podemos observar como el renqueante y anciano macho alfa alza las manos desde el balcón, mientras la manada levanta las patas delanteras y estalla en aullido...

Ejem... Que no... Que otra cosa...

Bueno...

Joder, joder, joder...

Vaya par de perlas:

Nosotros pensamos que la ecología no es patrimonio de nadie y, en una sociedad democrática, todos tenemos que aportar

Repita conmigo, señorita:

¡La ciencia no es democrática!

Mira que le cuesta a mucha gente entender eso. Que si, que mola mucho eso del buen rollito y la democracia y tal. La ciencia intenta comprender la realidad, y la realidad es una y única y no es opinable. Las cosas no son como más nos guste. Las cosas no se caen al suelo por que a mucha gente le parece bien que sea así. No puedes votar en contra de la gravedad, por que se la va a sudar y te vas a matar exactamente igual si saltas por la ventana del 9º piso por mucho que antes hayáis acordado democráticamente abolir la gravedad con el 99% de votos a favor. Así que tu tendrás tu opinión, pero eso de que la ecología “simboliza la vida concendida (sic) por Dios a la naturaleza y a los hombres” de ciencia no tiene nada, y de ecología menos.

Pero claro, no contenta con semejante perla, tiene que venir a iluminar a las pobres masas ignorantes:

La Iglesia propone su verdad, pero no ataca otras opiniones. Ellos serán científicos, pero en el otro lado se encuentra una institución de 21 siglos de historia que, a lo mejor, tiene una perspectiva más amplia.

Joder, esta si que es pa mear y no echar gota, oigan...

Ojito, que la Iglesia “propone su verdad”. Normal que no “ataque” otras opiniones, puesto que como lo que ha dicho es “la verdad”... ¿para qué discutir?. A parte que no ataca por que no les dejan, claro, que me se de unos cuantos (¿Galileo, anyone?) que no tendrían la misma opinión. Y vamos, falacia lógica brutal a parte, ¿cómo vamos a hacer caso a esos científicos comeniños? (bueno, esto es aportación mía, pero seguro que lo piensa). Por favor, hasta ahí podríamos llegar. Todos sabemos la enorme cantidad de aportes al avance de la tecnología y conocimiento humanos que ha aportado la ampliiiiiiisima perspectiva que sus 21 siglos de historia le ha dado a la Iglesia, ¿no? Para que vamos a hacer caso de nada que digan esos cantamañanas que no hacen más que contradecir la Biblia y toda la “sabiduría revelada”.

En fin... Todo esto viene a cuento del congreso ecologísta-creacionista-mutante que va a montar el pabellón de la Santa Sede en la Expo Zaragoza 2008 y es que según leía el artículo en Público y me iba encontrando esas perlas, me estaba empezando a hervir la sangre.

La verdad es que tampoco me sorprende mucho. Después de encontrarme con el pabellón de la Santa Sede (del que me mantuve religiosamente alejado), el de “Agua viva” de una iglesia evangelista (al que entré por error, pero del que por suerte pude huir rápidamente antes de sufrir daños mentales demasiado severos) y del video del pabellón de Rusia soltando una tras otra todas las (según ellos) “científicamente demostradísimas” chorradas posibles sobre la memoria del agua, respuesta emocional del agua y efectos del bautismo (colo lo oyes)... Pues como que uno se puede esperar cualquier cosa allí, la verdad...

Pues eso. Que aquí estamos, mandando sondas a Marte (y que no se estrellan... aunque llegar y estrellarse ya es todo un logro) y creando implantes biónicos (Impresionante. Hola, Cyberpunk 2020), pero algunos se empeñan en ir marcha atrás, en plan cangrejo. Recemos (es un decir, claro) por que no nos arrastren al resto.